Rompe clichés de la música clásica: Argentina Durán en entrevista
Rompe clichés de la música clásica:
Argentina Durán en entrevista
Por: Estefanía Romero
¡Bienvenidos, lectores de She’s Got The Groove! En esta entrega, les comparto todo lo que nos platicó la pianista mexicana Argentina Durán, artista Yamaha, de la cual estamos muy orgullosos.
Argentina ha sorprendido a las audiencias del mundo por su poder y virtuosismo al piano, así como por estar al frente de orquestas tan importantes, aun siendo tan joven.
Durante su carrera, la concertista ha aprendido un poco de todo: que la música sana y transforma a las personas, e incluso a las sociedades; que ser mujer en el gremio musical tiene ciertas implicaciones.
Esto y mucho más es lo que ella nos comparte. ¡Vamos a leerla!
Estefanía: ¿Qué escuchas además de música clásica?
Argentina: A mí me gusta mucho el jazz, las formas en que sus músicos juegan, incluso cómo sienten la música, cómo la disfrutan... es muy diferente a otros que tocan “cuadrado”.
De otras artes también disfruto, todo va relacionado. La pintura: cómo los cuadros impresionistas están relacionados con Debussy, Monet; cómo se pintan estos colores con los sonidos. Tienes que encontrar todo esto. El ballet es tan importante para la música clásica... yo, de hecho, acompañé clases de ballet, fue el primer trabajo que tuve.
E: ¿Qué compositor mexicano disfrutas más llevar a otros países y por qué? (Argentina se ha presentado en lugares como Italia, Azerbaiyán, Ecuador, Colombia, Estados Unidos...).
A: Manuel M. Ponce, porque siento que es el que más representa esta parte del nacionalismo mexicano, que precisamente, era tomar temas populares, folklóricos y embellecerlos, y fue como el más grande precursor de esta corriente. Me gusta porque en su música se siente un poco el mariachi, un poco de esos cantos revolucionarios, esos ritmos que son mexicanos.
También Arturo Márquez, porque su Danzón No. 2, en México, casi que es un himno nacional. El Huapango de Moncayo es también muy importante. Esta parte latina llama mucho la atención.
E: Hasta este momento, te conocemos más como intérprete que como compositora. ¿Cómo se imprime una “voz propia”, cuando tocas música clásica, que se ha replicado tanto por eras?
A: La composición es cuando tu alma habla y quiere expresar lo que estás sintiendo en ese momento. Tengo muchas composiciones y muchas de ellas fueron inspiradas en Debussy, música contemporánea, Chopin; siempre habrá un role model a seguir, es incluso lo que Beethoven tenía con Mozart.
Claro, somos personas diferentes y lo que hagamos siempre sonará diferente. En esa línea, yo creo que se encuentra (la voz propia) con mucha práctica, para descubrirse uno mismo: saber quién soy, qué puedo aportar, mi originalidad, mi creatividad.
E: ¿Qué opinas sobre la difusión del conocimiento artístico a través de las nuevas tecnologías? (Las redes sociales de Argentina soy muy populares y bien recibidas).
A: En todas las áreas estamos teniendo una evolución. En la música clásica muchas veces se ha buscado mantener esta relación estrictamente con lo histórico, lo cual está bien; pero también tenemos que adaptarnos a las nuevas tecnologías, son super importantes y nos abren este panorama para que más personas, de más edades, se puedan acercar... muchas que, a lo mejor desde niños, no tuvieron esas oportunidades, o por distancia, o simplemente porque no vivían esa cultura. El público es infinito, es muchísimo más amplio y se puede usar esto como difusión.
Esto es algo realmente maravilloso, se han podido romper estigmas de que la música clásica es aburrida o que no es para jóvenes.
El que yo sea una concertista joven ha rotó paradigmas porque generalmente se espera que sea una persona mayor. A veces yo llegaba a conciertos con mi mamá y le decían “¿es usted la maestra Argentina Duran?”; y les decía yo: “no, soy yo”. “Es que esperábamos a una persona mayor”, respondían [platicó Argentina, entre carcajadas].
E: ¿Es responsabilidad del músico clásico acercar nuevas audiencias?
A: El deber de un artista definitivamente es llegar a las personas, transformar el corazón de las personas y, con esto, transformar una sociedad. Se puede, incluso, transformar a una persona que va a hacer un gran cambio en el mundo, que va a hacer algo trascendente.
Sí tenemos una gran responsabilidad, sobre todo quienes tenemos grandes plataformas, como son las mías, que tengo aproximadamente un millón de seguidores en conjunto de todas. Sí tengo la responsabilidad de acercar a las personas; si tengo la oportunidad, por supuesto que lo voy a hacer.
Además, me he dado cuenta por los comentarios que me ha hecho la gente, que incluso han podido sanar a través de la música, enfermedades terribles como lo es el cáncer; o que un día se sintieron deprimidos y quisieron terminar con su vida, pero la música que escucharon les dio una segunda oportunidad y un poco de consuelo en su corazón. Cuando entiendes la importancia del arte en una sociedad, tienes esa responsabilidad de llevarlo y de compartirlo con más personas.
E: Eres de Xalapa, una sociedad bastante artística; ¿qué peso tiene en ti el haber crecido allá?
A: Como veracruzanos en general, siempre tenemos este ritmo en la sangre, esta pasión por la música; pero definitivamente, Xalapa tiene una historia en cuanto a la música clásica, bastante interesante. Fue hace unos 20, 30 años que llegaron maestros de Rusia, que se trajeron a otros maestros muy buenos de música, que estudiaron en las mejores escuelas en Europa y encontraron en Xalapa el lugar donde establecerse. Así va creciendo la historia, cómo se funda la Sinfónica de Xalapa, con músicos de tan alto nivel.
Es una ciudad muy pequeña, pero al estar en contacto con la Sinfónica de Xalapa, JazzUV, el Instituto Superior de Música, se va generando esta cultura musical. Mi mamá me decía que, aunque no era músico, pues sí iba a la orquesta, como ir al cine... El estar en contacto desde niña con este ambiente me desarrolló mucho; mi maestra es española, ella estudió en Viena y ella forma concertistas. El hecho de que yo haya llegado con ella específicamente sí fue un parteaguas en mi vida porque tuve desde niña la preparación para hacerlo.
A los 11 años, yo fui solista de la Orquesta Sinfónica de Xalapa; ahí fue mi primera experiencia, donde yo dije: ¡esto es lo que yo quiero hacer, me voy a dedicar a ser concertista! Y mis compañeros, con un gran nivel, entonces había competencia entre nosotros. De hecho, ahora en la Orquesta Sinfónica Nacional, hay muchos músicos de Xalapa, que estudiaron en la Facultad de Música; es bonito porque sabes que salieron también con un gran nivel, como Javier Camarena, el tenor que es tan importante en el mundo.
E: ¿Cuál es tu percepción del número de mujeres en la música clásica? ¿A qué crees que se deba esa diferencia con otros géneros?
A: Hay muchas menos mujeres pianistas concertistas, que hombres. Las razones pueden ser varias. Una es que históricamente a las mujeres no se les permitía estar en orquestas.
Sí hay estigmas de cómo las mujeres interpretan, cómo tocan, de que las mujeres somos biológicamente diferentes a los hombres. A la hora de tocar, sí necesitamos fuerza física, y sí le han dado más oportunidad a quienes ellos piensan que pueden hacer un mejor trabajo.
En mi caso, lo que me ayudó a trascender en el medio fue que [la audición] fue a cortina cerrada. Después de que yo gané –éramos un hombre y yo [compitiendo]–, tuve comentarios, un jurado dijo “nosotros pensamos que tú eras el hombre y que la otra persona era la mujer”.
Obviamente sí hay un prejuicio sobre cómo tocamos, cómo interpretamos. Lo puedes ver en directoras de orquesta, casi no hay, es muy raro que se les den oportunidades a mujeres. Somos diferentes, tenemos cosas diferentes que aportar.
En cuanto a por qué hay menos mujeres; en lo personal te puedo decir que en la facultad muchas se embarazaron, decidieron dedicarse a su hogar y dejaron la música. Todavía hay este rol de “lo que debe ser una mujer”, “lo que debe de ser un hombre”. También debe ser muy difícil para una mujer llevar la maternidad y continuar su carrera; por eso muchas mujeres concertistas deciden no ser mamás. Mi manera de tocar es masculina, varonil. Yo soy chiquita, delgada, frágil, pero tengo mucha fuerza; pero el tamaño de mi mano, que alcanza una octava, no se puede comparar al de un hombre que es mucho más alto que yo, que tiene la mano mucho más grande, que su antebrazo es mucho más fuerte. A la hora de tocar hay más facilidad en cuanto a las cuestiones técnicas; yo he tenido que trabajar mucho esta parte específicamente: ¡la fuerza! Porque a mí desde niña me decían “tocas como niña”, o yo escuchaba “es que es mujer... toca como mujer, las mujeres no tocan tan bien”. Y se referían a esta parte técnica de la fuerza del antebrazo.
He tenido alumnas mujeres y siempre he tenido que trabajar específicamente esta parte, decirles: “¿sabes qué? Tienes que trabajar los músculos porque te falta fuerza en el antebrazo, en las manos, aquí en el bíceps, tríceps”. Sí ha sido esta parte de decirle “si tú compites con un hombre más grande, te vas a quedar un poco corta”.
Las mejores pianistas concertistas del mundo han sido mujeres, como Martha Argerich, como Maria João Pires; mujeres super destacadas, Yuya Wang, que está actualmente entre las más famosas que hay. Sí tenemos algunas desventajas en cuanto al físico, pero hay hombres que también la pueden tener, hay hombres muy bajitos, hay hombres con la mano muy pequeña. Biológicamente, sí estamos más en esta parte, sobre todo las mujeres mexicanas, porque hay mujeres rusas tal vez más grandes y tal vez no aplica, ¿no? La mujer latinoamericana es otro rollo.
Incluso genéticamente... no quiero generalizar, pero las personas asiáticas son más flexibles, tienden la agilidad. Cosas que tenemos que trabajar más... y pensar cómo tocaría una persona más grande que yo, cómo se pone en el piano, cómo toca.
E: Platícanos tu experiencia colaborando con Yamaha.
A: Mi primer piano, desde los siete años, era un Yamaha. Ha sido algo muy
especial porque yo crecí con la marca. Ahora tengo otro piano, Yamaha también.
Para mí siempre ha sido una marca muy importante. En el Concurso Nacional de Piano Angélica Morales, el más importante del país, toqué un Yamaha, que costaba 3 millones de pesos en aquél entonces... yo pensaba algo y el piano lo hacía, yo no estaba acostumbrada a esa calidad de pianos.
Desde ese entonces tenía este sueño de convertirme algún día en artista Yamaha, era una ilusión muy grande. La posibilidad de este patrocinio para mí fue algo muy emocionante; es un sueño realizado verlo en esta etapa de mi vida, porque yo lo quería mucho tiempo atrás y no se daba, pero entendí que las cosas se dan cuando tienen que darse: todo tiene su momento y su tiempo.
Ha sido bastante bonito colaborar con Yamaha y ¡tocar los pianos, que es lo que me gusta! tocar pianos de la más alta calidad; realmente ha sido una alegría, un gusto, poder colaborar... y ver que hacen cosas que me gustan, cómo apoyan a las mujeres, ¡como She’s Got The Groove!, como los concursos que hicieron para mujeres, cosas que otras marcas no hacen y no se preocupan por esta inclusión de género, por esta igualdad; eso me parece admirable, es para agradecerse y hacerse notar.
E: ¿Cuáles son tus proyectos actuales?
A: Tengo invitaciones al extranjero: Ecuador, Colombia, Denver, California, Fresno... Próximamente, en Boca del Río, voy a ser solista de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, el 2 de junio, ¡después de 17 años, voy a ser solista aquí otra vez! Eso me llena de mucha alegría.
Siempre tengo muchos proyectos. En redes sociales siempre voy posteando todo lo que voy haciendo, tengo una actividad muy intensa. Voy a la Orquesta Sinfónica Nacional también, tengo conciertos con ellos casi cada semana, cada viernes y domingo estoy en Bellas Artes. La música es mi vida entera. Claro, hago más cosas, me gusta pasar el rato, salir con mis amigos, jugar videojuegos...; pero sí, en mi vida profesional llevo una actividad muy intensa.